(María Santísima)
“Queridos hijos, en esta noche santa que antecede al día de Mí fiesta, invito a
todos ustedes:
Sean mis
nuevos pescadores, que a ejemplo de los pescadores que me encontraron en el
puerto Itaguaçu, me lleven para sus casas como ellos hicieron; recen conmigo Mí
rosario todos los días y lleven a otros mi amor materno, la luz de la gracia
llamando a todos a la oración del rosario.
Los pescadores
hicieron eso hace 300 años atrás, hoy ustedes deben ser mis nuevos pescadores, llevándome
para sus casas, rezando el rosario conmigo, y llamando todos los que puedan a
rezar también Mí rosario, que es el arma de la victoria contra todo el mal y el
camino cierto que conduce al cielo, que conduce a Dios.
¡Sean mis
nuevos pescadores, llevando a todos mis hijos la luz de Mí amor!
Solamente así
el mundo se liberará del yugo de Satanás y del pecado, y regresara al Señor que
es el único que puede dar al mundo, verdaderamente, la salvación y la paz.
¡Continúen
rezando el rosario todos los días!
Si Marcos, Yo
acepté todos los rosarios meditados, todas las horas de oración que haces para Mí,
todas las películas de mis apariciones y de los santos, todas las trecenas y
setenas, todas las coronillas de las lágrimas y demás coronillas que haces para
Mí.
Los cenáculos,
persecuciones, las humillaciones sufridas por Mí, las injusticias, las
incomprensiones hasta de aquellos que te rodean. Los dolores físicos, psicológicos,
el abandono, en fin: todo… Todo eso.
¡Yo te daré
la victoria sobre el comunismo!
Mas que el
pueblo rece, porque si el pecado continuar se extendiéndose, si las personas continúan
a pecar, Dios permitirá que el mal regrese.
Que el
pueblo se convierta, y haga penitencia y rece mi rosario todos los días. Sobre todo,
hagan muchos circos de Jericó, es la única forma de no permitir que el mal
regrese.
A todos, yo
los bendigo con amor, y especialmente a ti mi amadísimo hijito Carlos Tadeo.
Mi corazón ya
exulta de alegría por su llegada y los espinos ya comenzaron a salir de mi
corazón.
Si, si
hijito mío, verdaderamente mil espinos ya comenzaron a salir de mi corazón, hoy,
así que llegaste aquí.
Continúe a
rezar, continúe a cantar, continúe a me consolar y a retirar los espinos que
mis hijos ingratos me clavan todos los días. No solo con pecados, mas también con
su olvido, su desprecio y colocando otras cosas por encima de Mí en sus
corazones.
A todos Yo
bendigo con amor ahora, de Aparecida, de Fátima y de Jacareí”
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